Muslera ni se habrá duchado. Gimnasia nunca pateó al arco. Perdió el clásico en UNO y haber evitado la goleada fue un milagro.
El Lobo llegaba de punto, pero ni el más pesimista se imaginaba un rendimiento tan pobre. Jugó a sobrevivir y a resistir. Lo logró hasta el minuto 45 del primer tiempo, cuando Melluso dejó enviar un centro al área, los centrales perdieron marcas y Cetré abrió la cuenta. Partido liquidado.
El segundo tiempo no fue catastrófico porque en el arco estuvo Insfrán y porque Estudiantes anduvo con mala puntería. Los jugadores de Gimnasia eran conos. Chaucha y palitos. Max se la cedió a Carrillo para el 2-0. Pudieron ser muchos más.
El equipo que hoy se arrastró en UNO es el reflejo más fiel de la mala praxis dirigencial. La CD que encabezan Mariano Cowen, Juan Pablo Arrién y Oscar González Arzac se irá en noviembre habiendo dejado tierra arrasada. Imperdonable.
Quedan tres fechas y Gimnasia está a tres del descenso. Cada punto será oro en polvo. Calculadora en mano y a rezar.
Agustín Colianni
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