Falló Orfila. Era, al menos, un cambio en el entretiempo para corregir un mediocampo desbalanceado: Garayalde y Seoane nunca hicieron pie.
El partido en el Bosque lo manejó Agustín Cardozo, el volante que Gimnasia debió traer hace rato para imprimirle un salto de calidad definitivo a su zona media. A partir de sus pies, Lanús jugó y superó al Lobo con un equipo donde los suplentes eran mayoría.
La ventaja con la que Gimnasia se fue al descanso resultaba engañosa. El Chelo Torres había frotado la lámpara, le había ganado muy bien la posición a su marcador y había definido como los que saben ante Losada. Pero algo no andaba bien y se advertía: el Lobo nunca mostró el orden y la seguridad de partidos anteriores.
Por eso, falló Orfila. Tardó en los cambios y, cuando se acordó, el Granate ya lo había dado vuelta en una embestida fugaz.
El que entró bien fue Merlini: le imprimió velocidad y dinámica al ataque tripero y tuvo el empate, pero Losada la encontró de casualidad.
Fue 1-2 en el Bosque. Un baldazo de agua fría que viene a bajar los humos. Esto será partido a partido y nunca sobrará nada. A seguir trabajando.
Agustín Colianni