Cada vez falta menos para un nuevo clásico, que se va a disputar en el Bosque, donde le Lobo contará con el apoyo de toda su gente. Es una nueva oportunidad para Gimnasia de afrontar un partido de semejante calibre como se debe: garra, corazón, actitud y orgullo por la camiseta. Troglio y los jugadores saben que es hora de poner las cosas en su lugar. EDITORIAL
No hay excusas. Ya es hora de asumir algunas cuestiones que debemos tener en cuenta al momento de jugar este tipo de partidos. El mundo de los clásicos se divide en dos: los que los ganan y los que los pierden. Después, el resto, es puro folclore. En eso, ya sabemos quién gana.
Por eso hoy Gimnasia tiene que salir a la cancha pensando no solamente en su presente deportivo, sino también en todo el afecto que le ha brindado su gente en este último tiempo. Porque la realidad asegura que esta hinchada aplaudió siempre. No solamente toleró, sino que se rompió las manos en aplausos que muchísimas veces fueron, al menos, discutibles.
En el folclore del fútbol, Gimnasia es único. Su gente es increíble. Nadie podría decir lo contrario. Va y va y va. No afloja jamás, y a los malos tiempos siempre los acompaña el aliento. Un aliento de esperanza, pero sobre todo, un aliento de guerra que asegura volver a estar al fin de semana siguiente con la misma pasión en el alma.
Al hincha del Lobo no le falta nada, porque siempre cumple. Entonces ya no hay tiempo para análisis profundos y cien mil tonterías más que se desprenden de un simple hecho: el fútbol. Esto no es física cuántica, ingeniería o medicina especializada. Esto es fútbol. Una pelota adentro de un arco como objetivo final, mientras los once jugadores por los que alentamos dejan la vida a cada minuto. Para eso, se necesitan tres cosas: juego, concentración y ganas de jugar en Gimnasia.
Porque después de tanto tiempo ya no tiene mucho sentido aplaudir estos benditos finales de partido donde en el fondo nos vamos todos enojados a casa. Basta de tonterías. Gimnasia hoy tiene que ganar, no hay más excusas. Esperamos seis meses para este partido, donde el que gana, se ubica en el lugar que se merece; y el que pierde, se queda con nada.
El Lobo tiene que recuperar la memoria. Pedro, el Bochi, y los referentes le tienen que decir al resto qué significa Gimnasia. No es cualquier cosa. Es una camiseta gloriosa sostenida por el amor y la locura de su gente. Ese histórico y profundo sentimiento no se gestó de copas o campeonatos, se formó de este tipo de partidos. De epopeyas donde nadie podía creer que una de las hinchadas más populares de la Argentina disfrutara su existencia buscando un gran objetivo pendiente y ganando clásicos. De estos partidos ganamos millones. De estas tardes existieron miles, tardes donde la estadística jamás dijo nada.
Este Bosque vuelve a recibir al Lobo con la esperanza de siempre. Pero claro, es hora de darle alegría a los triperos. Es hora que el aplauso concuerde con eso que pasa adentro de la cancha. Es hora de volver a ganar un clásico. Defiendan la camiseta y pongan las cosas en su lugar.
