Y Gimnasia sigue. A paso firme, con la impronta de Marcelo Méndez, el Lobo volvió a ganar: presionando bien arriba, yendo al frente y con pura actitud. Pasó por arriba a Banfield y se trepó a lo más alto de la tabla.
Claro, el propio DT uruguayo lo aclaró en conferencia: esto es solamente un buen arranque y hay que mantener los pies sobre la tierra. Pero el cambio es tan rotundo (son los mismos nombres que antes) que resulta imposible no plantearse objetivos superadores.
En ese marco, no la tuvo fácil el Lobo ante el Taladro, porque la bocha tardó en entrar. Situaciones hubo de todos los colores, pero el buen nivel del arquero que suplantó a Barovero y la mala puntería estiraron un empate que ya no daba para más.
Por eso, en una ráfaga, Gimnasia lo liquidó en la segunda mitad del segundo tiempo. Primero Castillo, después Castro y, por último, Abaldo, sellaron una victoria importantísima, que potencia el punto obtenido hace una semana en Florencio Varela y que siembre ilusión.
¿Para qué está Gimnasia? Para sumar, para trabajar y para jugar como lo hizo hoy. Esto recién empieza. Ya hay que pensar en Instituto. El Lobo está feroz y el pueblo tripero celebra.
