Entretiempo ante Talleres en el Bosque, 1 de abril de 2022. Gimnasia va perdiendo 1-0, se escuchan algunos insultos en la tribuna de 60. Van seis sin ganar, el clásico arañado en la última. En la segunda parte el Lobo lo da vuelta y comienza una racha importante para Pipo. Son diez encuentros sin perder, algo que no sucedía desde las épocas de Alfaro.
Rey consolidado como referente, Piris afianzado como central, Cardozo con trabajo solvente en el medio, y las variantes para convertir con Alemán como cerebro construyeron una columna vertebral. Gimnasia encuentra funcionamiento y propone jugar en campo contrario. Ayer no fue la mejor versión pero arrancó presionando en tres cuartos.
Gimnasia no es más ni menos que nadie, pero es difícil ganarle. Se fue enojado de Platense y metió dos plenos. Ayer, luchó en Rosario y se volvió con tres puntos después de seis años en el Gigante (Contín 1-0). No hay que naturalizarlo, porque cuando llegó la pandemia Barrios erró un penal ante Patronato y se venía la noche.
El mérito a este momento es la paciencia, algo difícil en tiempos de broncas espontáneas y redes sociales agresivas. Apostar al proceso es más seguro que interrumpir y dar de nuevo. Este CT construyó grupalidad, tomó decisiones antipopulares como decirle que no a Zárate y a Castro. Perderá, empatará y ganará porque el torneo es largo, pero marca un camino y eso hay que valorarlo.
Humildad y trabajo, con perfil bajo en las declaraciones. Con los pibes que hay que “dejarlos equivocarse” como Chávez y Benjamín, con otros que asomarán como Miramón y el Pupi. Con futuro, con un pueblo apoyando y sintiendo identificación. Con un “Fuerza Tarra”, hay que disfrutar el momento. Gimnasia es siempre.
Santiago Giorello