“Porque así me lo enseñó mi viejo, a seguirte siempre de pendejo", cantaron los triperos después del triunfo. Gimnasia avanzó a semifinales de Copa Argentina. Lee la crónica de una jornada increíble, para Letra G.
"En este contexto de crisis el triunfo se lo dedicamos a los hinchas que pudieron venir", dijo Alexis Martín Arias. Ante River en semifinales se jugaría en Salta el 14 de noviembre. Mar Del Plata es el sueño para que sea factible una movilización popular.
El día arrancó de madrugada para filiales y agrupaciones. Los cinco grados atestiguaban la autopista azul y blanca. Serían 26 en Rafaela, un polo agropecuario y lechero clave en la provincia de Santa Fe, de unas cien mil personas. En el Monumental de Atlético, Gimnasia nunca había sumado siquiera un punto, con dos derrotas duras en promociones que se revirtieron en el bosque.
En una estación de servicio con camping se agruparon los triperos. Mondongo, Ensenada, Cuestión de Honor, Berisso, La Mafia no traiciona, Gorina, La Loma, La Banda de Fierro. Las banderas del corazón desfilaban por los alambrados. Algunos vendieron rifas para venir, una economía colaborativa ante una dirigencia que no les dio un servicio a los socios, aprovechando que una empresa de transporte es auspiciante. Otros viajaron un día entero… como Agustín, un pibe de Puerto Iguazú Misiones que resignó su última falta en el colegio.
Para los santiagueños ayer era el partido de sus vidas. Así lo dejaron en claro los hinchas, quienes tampoco dejaron de cantar. Sus jugadores dominaron y controlaron gran parte del desarrollo del juego, mordieron y no dejaron respirar al Lobo. Las segundas pelotas, el toqueteo, la agresividad por las bandas, los tiempos muertos para los cambios.
La tarde pintaba fea, Gimnasia jugaba el peor partido del semestre, pero apareció Hurtado. Otra vez, el venezolano demostró que se necesita estar un poco loco para jugarse todo y buscar un pelotazo largo, anticipar al arquero y clavar el empate a cinco minutos del final. En las cabinas se superponían los gritos de gol de los relatores, y un comentarista tiró los auriculares de la euforia.
Llegaron los penales y parecían ganados desde lo anímico. “El orden de los pateadores eran el mismo que pensamos contra Boca, si terminaba en empate", dijo Pedro.
Este cronista admite que utiliza la foto de un periodista deportivo colorado en momentos claves. Ante Godoy Cruz sirvió para el yerro del Morro García desde los doce pasos, y ayer la foto apareció en el tercer penal de Central Córdoba: la pelota pegó en el travesaño y salió. En Gimnasia acertaron todos, incluso la carambola de Licht… pero se provocó el delirio final cuando el quinto de los santiagueños se fue por arriba.
Los triperos gritaron media hora más después del desenlace hasta que descomprima la tribuna rival. "Así, a casa no vuelvo", se escuchaba. Un alivio al premio del viaje y la fidelidad de un pueblo que sufrió y disfrutó una tarde de sol.
En estas semanas importantes para el futuro donde grupos empresarios quieren accionar para que los clubes sean sociedades anónimas, Gimnasia revive la semifinal de 2016 ante el mejor River posible. Pedro el Grande buscará frenar la oleada de Napoleón. En el fútbol, nada está escrito. Y como dice una canción: “es debido arriesgarse y bailar hasta que duela”.
