Gimnasia sigue a la deriva. Esta vez perdió 2 a 0 con Talleres en Córdoba y la sacó barata. El Lobo no generó nada en ataque, cometió los mismos errores de siempre en defensa y nunca hizo circular la pelota con eficacia en el mediocampo. Desastre es poco. El presente y el futuro son negros y Sava está con un pie y medio afuera. Sexta derrota al hilo. ¿Cómo se sale de ésta?
Seis derrotas al hilo no es cosa frecuente. Esta campaña de Gimnasia es propia de un equipo que termina descendiendo: 22 puntos en 24 partidos siembran suma preocupación de cara a la temporada que viene. Pero no sólo se trata de lo estrictamente numérico: el Lobo es un equipo sin alma, inferior a sus rivales en todas las líneas y nunca merece mejor suerte de la que tiene.
Si la derrota del fin de semana pasado ante Atlético Tucumán en el Bosque hacía pensar que el equipo de Sava había tocado fondo, lo de hoy en Córdoba demuestra que no, que aún hay bastante camino más en este pozo angustiante por el que Gimnasia transita en caída libre.
El Lobo perdió 2 a 0 ante Talleres en Córdoba y la sacó barata, porque fue ampliamente inferior en todas las líneas. Gimnasia no hizo nada: no atacó, no defendió, no presionó, no corrió, no aguantó, no trasladó, no pegó. Nada de nada. Nada.
Resulta increíble que Gimnasia haya logrado irse al descanso con un 0-0. Fue gracias a Martin Arias y a la falta de puntería de los atacantes de Kudelka. Ni una sola virtud se asomó desde los pies de los jugadores triperos.
A los 17 minutos del complemento, Araujo entró tanquilo por atrás de Oreja (¿de quién más si no?) y abrió la cuenta. Después no pasó nada. Gimnasia ni reaccionó. Y en tiempo cumplido apareció Arias, que estaba adelantado por varios metros (el línea estaba pintado) y puso el segundo.
Sava nunca encontró el equipo a lo largo de su ciclo. No por casualidad, jamás repitió formación. Cambios inexplicables, rotación constante de nombres y fallas varias lo posicionan como un DT incapaz de resolver este momento. Pero el Colo no deja de ser un fusible más de esta dirigencia que acumula una serie gigantesca de desatinos en el plano futbolístico.
¿Lo peor? Que el torneo sigue, que quedan tres fechas, que se viene Boca el próximo domingo. Ya no quedan palabras para explicar cómo Gimnasia se sumergió en semejante crisis. Hoy naufraga y no hay tierra a la vista.