Gimnasia volvió a perder y sigue en picada. Esta vez cayó en el Bosque 1-2 ante Atlético Tucumán, que jugó con un mix de titulares y suplentes, y cosechó la quinta derrota al hilo. Faravelli puso en ventaja al Tripero, que hizo un buen primer tiempo, pero en la segunda mitad los tucumanos lo dieron vuelta y profundizaron una crisis que angustia sobremanera.
En caída libre. Así sigue Gimnasia en esta Superliga para el olvido. El Lobo perdió por quinta vez consecutiva en el campeonato y continúa sembrando preocupación de cara a la temporada que viene.
No resulta muy difícil explicar por qué el Lobo cayó esta noche ante un combinado de titulares y suplentes de Atlético Tucumán. En resumidas cuentas, además de que los jugadores tienen el ánimo por el suelo y carecen de facultades técnicas sustanciales, tanto colectivas como individuales, Gimnasia lo perdió por la distancia abismal de jerarquía que Ricardo Zielinski le saca a este improvisado y desprolijo DT que es Facundo Sava.
El Ruso tomó nota simple: había que atacar por el lado de Nicolás Colazo, que jugó de lateral izquierdo cuando en realidad es volante. Y Colazo, pobre, jamás pudo cerrar su sector, que fue una autopista para los atacantes tucumanos. Y así llegaron los goles de la visita.
Antes, hubo un Gimnasia dominador desde el inicio, que trianguló bien de tres cuartos en adelante, que mordió bien arriba y que permaneció ordenado. Por eso no llamó la atención cuando Fito le puso un pase excelente a Niell, que llegó hasta el fondo, tiró el centro para Contín, éste descargó con Alemán y, a su vez, el uruguayo tocó al medio para la entrada de Faravelli, que fusiló a Batalla.
Tuvo más Gimnasia. Y mereció el segundo. Sobre todo en el segundo tiempo, cuando un cabezazo de Guanini fue contenido increíblemente por el correcto Batalla. Y después vino el empate a raíz de una distracción defensiva. Y después el desorden y el desbande y el desarme y el segundo gol de los tucumanos y los insultos y los silbidos y los jugadores yéndose a las duchas cabizbajos.
Antes del final, Sava ya había tardado en hacer el segundo cambio. Y en la tercera sustitución, cuando las agujas marcaban 45 minutos del segundo tiempo y el Bosque era un hervidero, el Colo mandó a la cancha al debutante categoría 98 Matías Gómez, como buscando incinerarlo así porque sí.
No hubo más. Gimnasia se sumerge en la incertidumbre. Los últimos seis partidos los jugó contra equipos medio pelo y sólo sacó una unidad. Y ahora se le vienen los difíciles de verdad: Talleres en Córdoba, Boca ¿en 25 y 32?, e Independiente en Avellaneda asoman en la agenda tripera antes de despedirse de esta infame Superliga ante Newells en el Bosque. ¿Dónde está el fondo?