Cerrar los partidos viene siendo un hueso duro de roer para el Lobo en los últimos encuentros. Pese a que desde los números, la campaña en 2017 es implacable, el equipo sigue quedando en el debe a la hora de liquidar los pleitos y sufre más de la cuenta. La derrota en Rosario fue algo que podía pasar en cualquier momento. ANÁLISIS
Mas allá de la gran campaña, que tiene a Gimnasia clasificando a la próxima Copa Sudamericana, el equipo dejó en el camino varios puntos por no poder liquidar los partidos en momentos favorables.
El arranque del torneo para Gimnasia fue más que positivo: dos triunfos consecutivos ante Vélez en el Bosque (2-0) y frente a Patronato en Paraná (1-0). Las llegadas de Brahian Alemán y Mauro Matos, sumado a una base de jugadores con experiencia, parecían darle ese “salto de calidad” que el Lobo necesitaba desde hace años.
Sin embargo, el primer mal síntoma estaba por llegar. El Lobo enfrentaba a Atlético de Rafaela, equipo urgido por conseguir puntos para escaparle a la zona baja del torneo. Derrota 0-1 en el Juan Carmelo Zerrilo sin poder demostrar autoridad y adiós puntaje ideal.
La revancha estaba cerca: visita a Sarandí para enfrentar a un débil Arsenal. Allí, en el sur del Gran Buenos Aires, el equipo de Gustavo Alfaro, mostraría por primera vez en el torneo, sus dos caras. Primer tiempo ideal con doblete de Nicolás Ibáñez en 25 minutos y excelente labor para cerrarse en bloque y no dejar que el rival cree situaciones para empatar el cotejo.
Y es en ese momento, donde Gimnasia luce su máxima falencia: cerrar los partidos en momentos favorables. La segunda mitad fue una faceta totalmente distinta. El equipo le cedió la pelota al local y mostró grietas en ese bloque defensivo que, por momentos, parecía impenetrable. ¿El final? 13 minutos fatales y empate 2-2 con sabor a derrota que lo alejaba de los puestos de pelea.
Desde la fecha 5, en el empate 0-0 ante Estudiantes, Gimnasia pasó el peor momento del campeonato. Un triunfo, dos caídas y cinco igualdades. Ocho unidades sobre 24 posibles (33% de efectividad).
Con el envión anímico que significó la goleada 3-0 ante Godoy Cruz en los últimos días del 2016, el comienzo de año no pudo ser mejor. Cuatro victorias consecutivas que denotaban un equilibrio a la hora de golpear y en el momento de defender. El equipo de Alfaro, ahora sí era el equipo de Alfaro.
No obstante, luego de esta racha de festejos y ante Temperley de local, el Lobo llevaba todas las de ganar y no pudo dar ese salto en la tabla. Otra vez. El equipo, con el empate 1-1, dejó pasar dos puntos valiosos para mantenerse en la pelea para ingresar a la Copa Libertadores.
Y después del triunfo ante Aldosivi llegó la primera derrota de 2017 y dolió. No sólo por la forma sino que este grupo se había acostumbrado a no perder. Se plantó en el Gigante de Arroyito golpeando de entrada y siendo ese equipo duro ante cualquier rival. Pero nuevamente pecó con todo a su favor. Con un jugador más y con cambios más que llamativos, Gustavo Alfaro dejó pasar otra oportunidad. Derrota y caída en la tabla.
Gimnasia suma 34 unidades en el torneo (zona Sudamericana) y se encuentra a cinco de River, último clasificado para la Copa Libertadores y rival que deberá enfrentar en una seguidilla de partidos difíciles que dejarán en evidencia para qué está el equipo de Gustavo Alfaro.