Figura estelar en Victoria, Alexis Martín Arias volvió a dejar en claro que lo suyo va en serio. El pibe garantiza seguridad bajo los tres palos y se perfila firme para seguir acumulando halagos y actuaciones notables. OPINIÓN
Según el mercado, un arquero es el jugador que menos vale de los once de un equipo. Pero el mercado no sabe nada de fútbol. El sábado, Alexis fue el jugador más importante de Gimnasia, le salvó la ropa a un equipo que jugó mal, y cuyos rendimientos individuales empiezan a preocupar. Atrás quedaron la tibieza de Navarro y el amateurismo de Bologna. Martín Arias le resolvió un problema inmenso al equipo, casi sin que lo notáramos. Entró, atajó y no se fue más del arco. Y cada tanto, cuando el equipo lo requiere, cuando el partido lo llama como en Victoria, se da el gusto de ser figura. Mientras tanto, conserva su lugar de sobriedad dentro de los once, sin grandilocuencias ni excentricidades.
En lo que respecta al juego, el partido fue similar al de Quilmes, pero con el equipo veinte metros más atrás y sin la iniciativa. Alemán se encontró solo en la generación, con la ayuda inmensa de Fito –el mejor de los de campo- en la recuperación, cubriendo cada vez más porción de campo con su despliegue físico. Del resto, poco y nada. Ni Ibáñez ni Faravelli sienten la posición. Ibáñez es delantero, su gran virtud pasa por estar donde la pelota cae y definir con precisión –desperdició una chance clara después de un pique de 50 metros que lo dejó sin aire-, donde Alfaro lo ubica, navega en la intrascendencia, se rescata su sacrificio. Faravelli es conductor, podría adaptarse a secundar a Fito en el manejo, pero no siente la marca, pierde todas sus energías en correr a los volantes rivales desde atrás y cuando tiene la pelota en los pies ya no tiene ideas ni oxígeno.
Carrera está muy bajo, ya no aporta la gambeta enloquecida en velocidad que le daba crédito. Pierde muchas pelotas y no se muestra como alternativa de descarga para Alemán. Cuando entró Lobos, el uruguayo respiró aliviado. Con jugar en un radio de 20 metros cuadrados, a Lucas le alcanza para agarrar la manija –jerarquía, que le dicen-. De abajo, preocupan las espaldas de Guanini, y los pelotazos cruzados, que siempre complican a la defensa. Fue regular lo de los laterales y bueno lo de Romero, que debe ser titular. Es el mejor central que tiene el plantel detrás de Coronel.
Las limitaciones de este equipo tienen que ver con su funcionamiento. Por ahora, los rivales no dieron la talla y Gimnasia se impuso con algo de fútbol y bastante suerte. Es sabido, siempre es mejor corregir con los 3 puntos en el bolso. Será cuestión de que Alfaro piense en frío, tome nota y meta mano antes de que la fortuna pase para el otro lado.
