Gimnasia se merece hace muchísimo tiempo algo que lo saque de la medianía y lo inserte en un proyecto de extenso camino pero concreto en cada paso. No se trata solo de optimismo, contrataciones o despedidas. EDITORIAL.
Luego de haber obtenido el pase a la siguiente fase de la Copa Argentina, Gustavo Alfaro intentará darle un cierre a un torneo del que solo deberá estar obligado a brindar respuestas simplemente por el tramo final.
La evaluación del nuevo técnico tripero estará, fundamentalmente, encuadrada en aquello que ha observado con su equipo de trabajo y que reflejará en nuevos refuerzos, la implementación de una planificación que comience de cero, como así también de otros aspectos vinculados al armado general de su propuesta.
En este sentido, hace unos pocos días atrás, Alfaro sostuvo: “Me preocupa saber que puedo perder a jugadores emblemáticos como Lucas Licht y Fabián Rinaudo. Creo que estamos transitando un momento donde aún duelen las cicatrices. Tenemos que aprender a que no duelan y aprender de ellas porque no le hace bien a nadie.De todas formas, sigo siendo optimista”.
Un mensaje que marca a las claras el impulso de sus primeros días en el club y este entendimiento un poco más acabado en el marco de un proceso que comienza a transitar. Con una visión positiva pero más anclada en la tierra, el técnico tripero propone un trabajo colectivo, compartido y paciente que pueda hacer de una transición un proyecto futuro con más éxito.
Aquí radica la propuesta de Alfaro, en poder lograr el armado de un plantel que fusione y equilibre la relación cantidad-calidad pero sin perder la columna vertebral, aspecto que parece difícil pero que resulta clave para no marcar un retroceso. Asumir la realidad es establecer ante todo un sinceramiento general que permita construir con poco pero de manera constante.
Gimnasia se merece hace muchísimo tiempo algo que lo saque de la medianía y lo inserte en un proyecto de extenso camino pero concreto en cada paso. Por eso mismo, el Lobo no depende de Alfaro o de un plantel, sino de todo un circuito que observe, proponga y termine sumando fuerzas para crecer.
La realidad indica que nada será posible si estos condimentos no entran en juego. Son tiempos de decisiones importantes, es un momento para ser coherentes y sentarse en la mesa con un cuerpo técnico que planifica pero que debe saber (al igual que los hinchas y todas las esferas que componen el club) cuál es el verdadero posicionamiento institucional de Gimnasia en el mediano y largo plazo. Qué opinan nuestro dirigentes de la disputa planteada en AFA con la Super Liga, qué sostiene el club en cuanto a los necesarios desendeudamientos que deben afrontar con urgencia las instituciones deportivas del país. No todo da lo mismo.
Por eso, al momento de pensar en el fútbol y en la propuesta de Alfaro será necesario establecer un para qué, para quiénes y hacia dónde vamos. Es el momento de analizar qué piensa nuestro técnico y cómo construirá este futuro deportivo en un receso donde los dirigentes deberán hablar, contar, marcar una postura y brindarse como verdaderos facilitadores que hagan compatibles el proyecto de quien han contratado como conductor del rumbo futbolístico.
No se trata solo de optimismo, contrataciones o despedidas. Se trata de sentarse y armar, porque el verdadero refuerzo será construir, de una vez por todas, un proyecto sólido en el tiempo.
